miércoles, 30 de diciembre de 2009
Nosotras...
sábado, 26 de diciembre de 2009
Siempre el tiempo...
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Por ti, sin más...
domingo, 13 de diciembre de 2009
CUMPLEAÑOS FELIZ!!!
Hola gente!!
martes, 1 de diciembre de 2009
Un cuento para Mar
-¡Ssssh, no griteis, ssssh! ¡o no entrará!
-Sí ¡sssh, necesitamos que entre!
Los lenguis esperaban impacientes, escondidos en los rincones oscuros de ese castillo casi derruido.
Todos pensaban que en ese castillo no vivía nadie, pero en realidad ellos vagaban ocultos desde hacía siglos. Sus increíbles grandes ojos recorrían las ventanas y puertas en búsqueda de algún humano que aún crea en la magia. Sus cuerpos brillantes y peludos se frotaban cada noche buscando algo de calor y de esperanza.
Hacía un día de campo estupendo, los padres de Mar habían decidido pasar un día entre las hojas secas del otoño.
Mar y su perra Terra jugaban sin cesar, Mar se sentía protegida al lado de su golden blanca, tan grande y suave.
Hoy Mar era libre para investigar, para recorrer todo el bosque, no había ningún peligro.
Terra corrió, y Mar la siguió a través de los árboles, encontrándose perdida frente al inmenso castillo de piedra.
Los lenguis contuvieron la respiración. Escucharon los pequeños pasos de Mar mientras su curiosa perra les olisqueaba, y de pronto comenzó a ladrar llamando a su ama. Entonces Mar se acercó…
-Venga, salgamos despacio y crucemos los dedos para que no se asuste.
Un paso, otro más, y una bola brillante inundó la habitación. Mar retrocedió sorprendida, pero enseguida se sintió cómoda y calentita, y empezó a distinguir los cuerpecillos peludos y los ojos brillantes de los lenguis. Ellos, felices, la llevaron a su agujero, le contaron sus leyendas, le enseñaron sus brillantes inventos, tomaron batidos de sabores que Mar no conocía, jugaron a juegos a los que nunca había jugado, estaba siendo una tarde muy especial. Una voz adulta retumbó en el castillo, Mar se dio cuenta de que debía irse.
Los lenguis se despidieron sonriendo con los ojos llenos de lágrimas y Mar se marchó feliz sin saber que había hecho realidad algo muy deseado. Cuando llegó a casa Mar metió la mano en el bolsillo, había algo peludo dentro, al sacarlo se dio cuenta de que uno de los pequeños se había colado dentro.
Todo el mundo sabe que las hadas mueren si no se cree en ellas, pero lo que nadie sabe es que los lenguis sólo sobreviven si alguien piensa en ellos, y gracias a Mar seguirían muchos años vivos y brillantes.