Hay noches que espío tu llegada,
Me salta el corazón hecho de “ayeres”
Y le pongo freno a mis manos sin tocarte
No sé por qué hago esto
Si al final te pienso de igual forma
Y no hay ley que impida a mi cabeza
Darte vueltas, y con hielo,
apurarse lo que sobra
Sé que en la guerra del día
Te bombardearon con penas
Y que has venido sin ganas de nada,
Y que mi boca te espera
2 comentarios:
Hola Pilar:
¿La poesía es una manera de curar los dolores del alma? La verdad es que esto de los blogs es muy interesante. Al revisar todo lo escrito allí,vuelves a plantearte situaciones anteriores y a ubicar ese texto en un contexto. Es un buen ejercicio porque ayuda a mirar el presente y el futuro con otro prisma. Al menos eso me pasa a mi, aunque mi expriencia bloguera aún es corta.
Perdona, pero a estas horas de la madrugada siempre estoy un poco flojo mentalmente.
Un beso
Javier
Hola Javier!:
Entre discusión y discusión (cosas de pareja) leía tu comentario. La verdad es que la poesía sirve para desahogarse, para decir verdades, incluso pare escupir si me apuras. Asi de cruda se me presenta la mañana, k pena que no sea cierto que cure los dolores del alma. AL menos, no es cierto para quién escribe los versos. Puede que sí lo sea para los que los leen.
Un beso enorme
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