Tiene regusto amargo,
Esto que hay en mi garganta,
quiero escupirlo ahora,
no me gusta esta mal gárgara.
Ayer me ahogaron con ella,
quisieron que me la tragara,
removieron con mentiras,
sazonaron con venganza,
y ahora tengo aquí en el centro,
la maldita intolerancia.
Me gustaría expresarme,
Libres mis pensamientos,
Y brindar por las diferencias,
pero que no me vendan más cuentos
Esto con lo que insisten tanto,
que me empujan bien dentro
es con lo que me están cebando,
diciendo que es alimento,
Esto por lo que pasaron otros
que ahora usan su ciencia,
sin tener temor alguno
a su cargo de conciencia,
incluso se creen, los absurdos,
que tienen, tal vez, derecho…
En fín, queridos míos,
esto que me oprime el pecho,
es la mala INTOLERANCIA.
4 comentarios:
Aunque no comento mucho, te sigo, amiga. Dentro de poco nos veremos en el curso de voz.
Ánimo y un beso.
Enrique
Yo te leo y me quedo pensando, querida Pilar... No quiero leerte entre líneas. estoy seguro de que me contarás en algún momento qué suerte de ira alentó tu mano para escribir esto.
Podría imaginarlo, pero no es mi papel hacerlo.
Solo te digo que me alegra leerte en este estado puro, sin métrica ni censura. Algo muy fuerte ha tenido que remover tu sensibilidad para dejarenos el sentimiento que vuelcas en este poema.
¿O no?.
Un beso.
Impresionante lo que cuentas corazón. Me dá igual lo que te lo ha hecho sentir, ya sabes, lo importante es ser capaz de hacer sentir al de enfrente y lo consigues.
Un beso por la intolerancia....
No hay intolerancia mala e intolerancia buena, Pilar. Para mi la intolerancia es mala siempre. Algo que hay que combatir, venga de donde venga. Se que la combatirás y, antes que nada, desde tu corazón, que es muy grande.
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