Flotaban fuera de la burbuja cientos de recuerdos. Ni si quiera eso podía entrar, todo hacía daño, todo dolía, tumbada los veía pasar, cerraba los ojos y apretaba fuerte para que desaparecieran mientras se mordía la punta de la lengua como cuando espantas avispas. Mientras estuviera lejos estaba a salvo. No podía cambiar, estaba dentro de un círculo y ella misma alimentaba ese dolor, lo buscaba consciente de que ya nadie la entendía.
Intentando resurgir se perdía entre la arena del mar, en el aire de cualquier otra ciudad o entre los olivos andaluces, su ciudad se había vuelto cárcel y gritaba en silencio para liberarse. Había voces que ayudaban y dejaban en ella un regusto dulce y muchas ganas de cambiar. Podía deshacerse tantas veces cada noche que cada vez costaba más unir esos pedazos. En los altibajos del día a día ya solo pensaba en volar, volar, volar...
4 comentarios:
¡Hey! mi chica que vuelve poco a poco pero volando... Te echaba mucho de menos en el blog cielo.
Bonito texto. Me ha encantado ese "se mordía la punta de la lengua como cuando espantas avispas...".
Bienvenida corazón. Eramos muchos los que te esperábamos.
Un beso con mucho cariño y muy cercano
Volamos a Cuba? Vueles donde vueles siempre estamos y estaremos ahi. Busca dentro de ti que tienes mucho mas de lo que ves, nosotros lo vemos cada dia, ahora faltas tu! Te echo una carrera... Muakis!
NO podía dejar pasar esta medio noche de medio domingo moribundo, sin acercarme a verte. Es posible que haya sido la ira la que me ha mantenido estos días sin escribir. Ira o impotencia, no se. Necesidad de romper huesos y cercos.
Odio la esclavitud. Ante ella me vuelvo violento, tanto como no puedes imaginar. Y deseo destrozar hasta no dejar piedra sobre piedra. Hay una pátina de civilización que me lo impide.
Si encuentro 1000 € en la calle y me los quedo, no se me puede acusar de ladrón. Pero si los encuentro, y se de quien son, entonces si: soy un ladrón. No deseo ser mas claro. Solo quería dejar en tu página, sin ambigüedades, mi deseo irrefrenable de destruir —como decía Ausías March— a aquel que te fuerza.
Un beso con ganas de que llegue el Jueves.
Querida Pilar, este relato deja una inquietante desazón al lector no iniciado. Al iniciado, como Manuel, veo que le produce algo más que desazón y yo suscribo todo lo que dice.
Por lo demás, literariamente hablando, el texto es hermoso, expresivo y potente.
Muchos besos
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