viernes, 30 de septiembre de 2011

Volar...

Poco a poco

Flotaban fuera de la burbuja cientos de recuerdos. Ni si quiera eso podía entrar, todo hacía daño, todo dolía, tumbada los veía pasar, cerraba los ojos y apretaba fuerte para que desaparecieran mientras se mordía la punta de la lengua como cuando espantas avispas. Mientras estuviera lejos estaba a salvo. No podía cambiar, estaba dentro de un círculo y ella misma alimentaba ese dolor, lo buscaba consciente de que ya nadie la entendía.
Intentando resurgir se perdía entre la arena del mar, en el aire de cualquier otra ciudad o entre los olivos andaluces, su ciudad se había vuelto cárcel y gritaba en silencio para liberarse. Había voces que ayudaban y dejaban en ella un regusto dulce y muchas ganas de cambiar. Podía deshacerse tantas veces cada noche que cada vez costaba más unir esos pedazos. En los altibajos del día a día ya solo pensaba en volar, volar, volar...