sábado, 3 de diciembre de 2011

De cuando fuimos

El sol daba los últimos sorbos de la tarde y se miraba en un río ya dormido.

Olía a barbacoas apagadas y a tarde perfecta de risas con amigos. Él me daba la mano por debajo de la mesa, y aun existía esa complicidad que llenaba espacios.
Los demás, todos para uno y uno para todos, reían alrededor. Hablábamos de nosotros, de esos problemas que casi no van a ningún lado.
Éramos libres por momentos y esa vida nos gustaba.
Si tengo que recordaros, amigos, los que ya no estáis, los que os habeis quedado, lo haré de esa manera: en esa tarde de ese día, juntos y felices un lunes perdido en el calendario de cuando fuimos otros y pensamos que lo nuestro nunca se acabaría.