lunes, 21 de enero de 2013

Mi árbol

Un hilo espeso se escurre
de mi herida abierta,
y no me pesa el suero
de mil años que recojo.

Preguntas sin respuesta
en árboles repletos,
en caras que me miran,
en borrones gastados...

Y no me pesa el coágulo
que retuerce alguna vena,
ni el remordimiento
que ahueca huesos
y remuerde entrañas.

Soy yo
y el rojo de mi sangre,
y toda mi gente brotándome en los poros.